Este libro es una magnífica obra literaria en donde descubrimos los aspectos más detallistas de la experiencia vivida en el campo de concentración de Auschwitz, relatada por un verdadero superviviente y por tanto testigo directo de los hechos. Se trata de un testimonio que pese a su rigurosa neutralidad en ciertos aspectos, nos llega a conmover de tal manera, que uno puede sentir el dolor, la penuria, el sufrimiento e incluso el hambre y el frío que el propio Primo Levi soportó durante los años de reclutamiento en el campo. Antes de meternos en materia con la reseña de este libro, me gustaría destacar la asombrosa neutralidad y la carencia de odio y rencor que se aprecia en este relato, algo verdaderamente asombroso teniendo en cuenta de lo prematuro de su realización con respecto a los acontecimiento relatados y de la propia etnia del autor, algo de lo que se debe tener muy en cuenta ya que como bien se aprecia en el libro, el trato que recibían los judíos era mucho más violento que el de los demás recluidos en el campo.
Esta novela comienza con la captura y el viaje de este hombre cuyas penurias le harán replantearse su condición como tal. Levi era un judío-italiano, que se vio sometido a una época de fascismo, racismo, segregación y locura, debido a este panorama, el joven Levi decidió unirse a la resistencia luchando de la forma más precaria junto con los partisanos, pese a su lucha cargada de optimismo y esperanza con tan solo veinticuatro años fue traicionado y capturado por los fascistas, a partir de este incidente comenzará su viaje hacia el mayor de los infiernos que un hombre se podría ver expuesto en aquellos años, a la esclavitud más contemporánea y la aflicción mas desgarradora. Tras su captura fue llevado a un barracón donde se vio sumergido en un mar de personas inocentes cuyo único delito era ser judíos o estar en contra del régimen fascista. Una vez ahí experimentó la verdadera desesperación, al ver cómo era llevado el ser humano a su muerte de la misma manera que un animal es llevado al matadero, fueron trasladados a camiones y posteriormente al tren con el fin de llevarlos desde Italia al que parecía ser el confín del mundo. El trato al que sometían a las personas se podría comparar como el de una mercancía defectuosa, trasladaban a las personas en los vagones de manera inhumana, introducía de forma coaccionada a cientos de personas en vagones donde su tamaño era visiblemente reducido, por lo que las condiciones de su viaje solían estar limitadas y de manera fatigante. Tras el arduo viaje en tren, Levi presenció lo que más tarde tomaría como una acción normal y cotidiana de su día a día en el campo, se trataba de la preselección, una vez en tierra, los impasibles hombres de las SS realizaban la preselección de ‘’material’’ de trabajo, marcarían dos direcciones de las que sellarían el destinos de aquellos hombres, mujeres, ancianos y niños. Mientras unos eran enviados a una muerte segura al gas por su inutilidad para el Reich (solían ser las mujeres, los ancianos, los enfermos y los niños) el resto eran dirigidos a una muerte lenta, pero remunerada para la nación alemana y el Reich, en los campos de concentración. A Primo Levi, le tocó este segundo destino, por lo que su viaje continuó unos veinte minutos más en coche hacia uno de los campos de exterminios más conocidos en el mundo: Auschwitz en Polonia. Una vez allí pudo ser testigo del sarcasmo alemán al ver el letrero con el que los recibían en la puerta del campo, ’’Arbeit Macht Frei: El trabajo nos hace libres’’, lo que estaba experimentando le resultaba una vivencia totalmente surrealista, algo similar al infierno donde pese a la sed, el hambre, el cansancio y el pavoroso frío polaco que se le calaba en los huesos se vio sumergido en un mar de burocracia alemana durante horas junto con sus compañeros.
Tras haber despojado a Levi y el resto de recluidos de todas y cada una de sus pertenencias (ropa, zapatos, relojes, documentación…) se encontraban en una gélida habitación desnudos y en lo que podría describirse como en proceso de deshumanización. Primero se enfrentan a la ‘’desinfección’’ que deben hacerse antes de entrar en el campo, por lo que los duchan, les cortan el pelo, y les obligan a vestirse con unas ropas usadas, unos uniformes a rayas similares al de los presidiarios, no conforme con este procedimiento, en el campo le despojan de lo que menos se esperan, de su propio nombre, su seña de identidad, y les proporcionan otra seña identificadora, un numero de serie en donde por su cifra se sabe su procedencia y su llegada, por lo que ese proceso de deshumanización se va reafirmando con la llegada al Lager.
Levi no tardó mucho en darse cuenta de la dinámica con la que se convivía en el Lager, lo primero de lo que se percató fue de la indisposición de responder a preguntas; como era normal los nuevos reclusos, él incluido, plagaban de preguntas a cualquier hombre que se encontrase confinado en aquel lugar con las mismas condiciones que ellos, y éstos demostraban una actitud reacia a cualquier tipo de pregunta. De lo segundo que se percató a su llegada es de la división que existía dentro del Lager, a esto me refiero a las categorías de las que Levi hace mención en su segundo capítulo donde distingue tres tipos de hombres: ‘’los criminales, los políticos y los judíos’’, pese a ir uniformados de la misma manera, se distinguían con una insignia: los criminales llevaban junto al número cosido en la chaqueta; un triángulo verde, los políticos un triángulo rojo; los judíos […] la estrella hebraica, roja y amarilla.’’ . Los que realmente tenían autoridad sobre ellos eran los triángulos verdes, los primeros de todos, cosa que realmente me sorprendió descubrir en este testimonio, ya que pese a ser unos delincuentes, los alemanes les proporcionaban un poder desmesurados para someter al resto de recluidos. Además de estos aspectos relevantes, Primo Levi describe cosas tan simples y cotidianas, como los botones de las chaquetas o el hilo de los zapatos de los que tuvo que prescindir y aprender para poder proporcionarse un suplemento visiblemente aceptables por el ‘’reglamento del Lager’’, sin mencionar la ardua tarea que tuvo que pasar para hacerse con los utensilios necesarios para comer. Otro aspecto del que pronto Levi se percató de su verdadera relevancia, eran los zapatos, ya que según éste la muerte en el Lager, comienza por los zapatos, se trataba de una calzado de madera del que en muy pocas ocasiones tenían la suerte de disponer del número adecuado para sus pies, asimismo, éstos debían atarse con alambre a modo de cordón, por lo que resultaba estrepitosamente incomodo para aquellos hombres mantener sus pies horas enteras de trabajo en aquellos instrumentos de tortura.
Después de esa breve descripción de lo indispensable para sobrevivir, Levi nos destaca sus experiencias en el Lager, la mecánica impuesta y de la que tendría que prevenirse en muchas ocasiones, para empezar destaca el asunto del hurto como un hecho casi ordinario, algo de lo que debía tener un especial cuidado a la hora de asearse o de dormir, ya que lo poco que poseía como su escudilla, sus zapatos, su blusa o su gorra podría ser sustraído y revendido por cualquiera de sus compañeros. Asimismo, el trabajo al que se encontraba sometido era desconcertante, se veía expuesto a cargar junto a un compañero kilos de sacos de una distancia a otra muy lejana, por lo que su trabajo podría considerarse exhausto y por ende sus reservas de energías dependería en muchas ocasiones de su compañero de trabajo. En su cuarto capítulos, Levi nos relata un suceso que refleja la gran dependencia de un compañero a la hora del trabajo, ya que en una de sus jornadas laborales a Levi le tocó como compañero un joven escuálido y con una notable carencia de fuerza que le supuso una visita a la enfermería (Ka-Be) como consecuencia directa de su compañero. Este incidente, le sirvió para descubrir los métodos utilizados del Ka-Be y las consecuencias de éste una vez hayas sido internado, allí volvió a sufrir un incesante tratamiento burocrático que resulta muy característico de los alemanes, su dolencia no era más que una dolorosa herida del pie que lo había dejado bastante mal. Las verdaderas consecuencias de su internamiento en el Ka-Be no se limitaban a lo material (ya que dentro de este debía volver a hacerse con lo necesario para comer y sobrevivir) sino que se extendía más allá, esto era debido al largo tiempo de descanso del que Levi y sus compañeros pudieron padecer hasta su ‘’recuperación’’, ese tiempo les permitía percatarse de aspectos que fuera del Ka-Be resultaban secundarios, pero que eran intrínsecos al alma humana, con esto me refiero a la conciencia del hombre, una conciencia de la que les fueron arrebatadas por el frío y el hambre. El recuerdo de su familia, de sus ideales, de sus pensamientos, de sus pasiones o de su integridad fue mitigado por el Lager y lograron recuperarlos tenuemente en el Ka-Be. Por otra parte, habían aspectos del Ka-Be, que no les dejaban salir de aquella realidad a la que se encontraban sometidos, las selecciones se hacía tanto fuera como dentro de este por lo que la amenaza seguía estando presente para aquellos hombres convalecientes. Las torturas a las que se encontraban sometidos estos hombres y más concretamente Primo Levi, eran numerosas y muy variadas: podría ser de forma física y psicológicas, pero esta última era la que más perpetuaba en la esencia del hombre y en su mente, como bien se describe en el libro, la presión que más sentían estos hombres eran la del anhelo de sus hogares, llegando incluso a soñar con ellos de una manera tan real que cuando lograban zafarse de ellos y descubrían la horrorosa realidad, llegaba a ser más doloroso que una paliza.
En este libro nos describen aspectos que para muchas otras novelas sobre este mismo tema suelen pasar por alto, pero Levi al realizar su trabajo como si de un diario se tratase nos resalta estos detalles que resultan extraños para el lector, un claro ejemplo lo encontramos en su séptimo capítulo, donde describe detalladamente lo que podía suponer el cambio de estación en un sitio como el Lager, este dato, aunque pueda parecer obvio e irrelevante, a mi me resultó insólito por la manera de detallarlo ya que nunca antes había leído una descripción tan visual. El cambio del invierno infernal polaco que describe Levi al verano no solo suponía un alivio para el cuerpo entumecido de aquellos hombres, el trabajo resultaría menos exhaustivo ya que no tendrían que soportar la gélida nieve en sus destruidos pies, y simbolizaba un triunfo del hombre por superar esos endiablados meses de frío. El sol llegaba a convertirse en el mayor de los regalos que podrían ofrecerles a los hombres del Lager, llegaban a ser tan gratos para aquellos hombres que hasta Levi lo manifestó de una excelente manera: ‘’ […] he comprendido que se pueda adorar al sol. ’’
Me gustaría destacar uno de los capítulos que más me han llamado la atención, en el noveno capítulo al que Levi tituló como: Los hundidos y los salvados, relata algo excepcional de la vida del Lager a través de las historias de otros hombres con los que tuvo relación dentro del campo y de los que pudo apreciar conductas, acciones y consecuencias de sus actos que fueron totalmente heterogéneas en cada uno de ellos. Antes de nada, nos explica el pequeño tecnicismo que se usa en el Lager cuando trataban de referirse a los hombres que estaban destinados a una muerte segura, ya fuera por débiles, inadaptados o ineptos, dicho término era el de musulmán. La falta de empatía que se palpaba en el Lager se incrementaba cuando se trataba de estos hombres o como bien ellos llamaban, los musulmanes; esta falta de humanidad era característica hacia aquellos que por su falta de coraje y supervivencia resultaban indignantes para el resto de sus compañeros, por ello no eran merecedores de su ayuda, de su conversación o de su cooperación.
Además de lo apuntado en la terminología de este capítulo, Levi resalta la vida de cuatro hombres que pudieron evadir la selección impuesta en el campo por términos muy dispares a los que se estaba acostumbrado. El libro apunta varias formas de las que un hombre podría librarse de una muerte segura, y esto solo podía ser posible perteneciendo a cualquiera de los órganos de mando que se encontraban inscritos en el Lager y de los que disfrutaban en mayor parte los delincuentes del campo, un claro ejemplo de estos órganos son: los Kommandos, los Kapos, los Blockältester, Organisator, Kombinator o Prominent entre otros. Estos cuatro hombres que Levi nos menciona supieron salvarse sin la necesidad de pertenecer a cualquiera de los órganos mencionados anteriormente, algo que obtiene un asombroso mérito por parte de ellos teniendo muy en cuenta las consecuencias a las que se atañían dentro del Lager. El primero de esos hombres llevaba cuatro años interno en el Lager, toda una proeza sabiendo el destino que les espera a todos los hombres que entran allí, era un hombre cuyas cualidades no daban mucho de desear, siendo a ojos del resto un hombre como otro cualquiera, e incluso con apariencia de humilde; supo ascender de la manera más desvergonzada posible, supo aprovechar la oportunidad de condenar a uno de sus compañeros para hacer de mérito delante de su superior para obtener un puesto mejor en el lavado de marmitas.
Pese a que esta primera historia no merece a mi parecer consideración por su injusto final, el segundo hombre que nos menciona Levi podría ser un claro ejemplo de paciencia y orgullo. Se trataba de un individuo de unos cincuenta años que en su vida de hombre libre era un importantísimo hombre de negocios, físicamente poseía unos rasgos enérgicos y un cuerpo bastante robusto, pese a que entró de la misma manera que el resto de los hombres, él no perdió su compostura guardando lo poco de hombre que podía permitirse dentro del Lager. De ese modo perpetuó su higiene como cualquier hombre libre, mantuvo su compostura y su actitud fue totalmente disciplinada ante los ojos de todos los del campo, cuando le llegó la oportunidad éste fue recomendado y posteriormente escogido de entre unos pocos para pertenecer al Kommando Químico y obtuvo un puesto privilegiado como jefe del Kommando. Este comportamiento demuestra una mente calculadora y con visión de futuro, algo de lo que ya carecían la mayoría de los internos en el Lager y algo que hizo destacar a este insólito hombre del resto del rebaño.
El tercer hombre que se menciona, es un hombre cuyas características físicas podría uno suponer que no duraría ni un mes en el campo, pero que de manera casi insólita consiguió permanecer y hacerse un cómodo hueco en el Kommando químico. Se trataba de un individuo que tenía enanismo, su cuerpo poseía una musculatura extraordinaria, y su capacidad de trabajo era descomunal algo de lo que supo beneficiarse de buena manera. Gracias a sus curiosas características supo sobrevivir dentro de un mundo en el que el más fuerte era proclamado por el resto de los hombres, pero además de su fuerza éste poseía una astucia incomparable con ningún animal; conseguía sustraer cualquier cosa pasando totalmente inadvertido. Pero a pesar de estos atributos de los que supo sacar buena tajada este hombre, la pregunta que Levi nos lanza nos obliga a pensar que fuera de un campo de trabajo como en el que se encontraba, donde la fuerza bruta y el ingenio eran suficientes para sobrevivir, que habría sido de éste.
El último de todos resulta el más interesante, se trataba de un joven muchacho de unos veintidós años que poseía una inteligencia envidiable y un carisma hipnotizador. Con estos atributos fueron los que le hicieron posible un hueco en el mercado negro del Lager, llegando a tener incluso un monopolio de mercancías. Sabía cómo manejar a las personas con tan solo mirarlos, llegando a usarlos a su propio antojo para sus intereses, por lo que su supervivencia estaba asegurada en un ambiente tan hostil como en el que se encontraba.
La vida de Levi en el campo, sufrió muchos cambios a partir de ese verano, además de conseguir adaptarse de la mejor manera posible en el, supo asegurarse un puesto más favorable dentro de un Kommando especializado de química, supo traspasar las barreras necesarias para sobrevivir en la más desoladora desesperación. Fue de los pocos que escogieron para trabajar en aquel lugar, cosa de la que supo sacarle provecho junto con su mejor amigo Alberto. En los sucesivos meses Levi tomó contacto con numerosos hombres que dejaría meya en sus recuerdos, ya bien por su amistad o por su desprecio, pero fueron personas que formaron parte de la historia y de la vida de Levi. Tras su ascenso y con el paso de los meses llegó el invierno, durante el capítulo en el que se narra los últimos días de Levi en el campo, observamos un cambio por completo de la trama, Levi fue ingresado durante el mes de enero por escarlatina, esto le supuso de nuevo una visita al Ka-Be y por ende la salvación de su vida. Durante su estancia de diez días en la enfermería se entremezclaron la historia y la supervivencia en una sola batalla que el propio Levi experimento en sus propias carnes. Mientras se encontraba en su litera y el resto de los hombres lo sentenciaban a muerte por su situación, el destino dispuso un final totalmente distinto del que todos le advertían, desgraciadamente en esos días donde el ejército ruso se acercaba más al Lager, el ambiente belicoso y de peligro que se respiraba se perpetuaba más en aquellos miserables hombres enfermos. Los alemanes decidieron dejarlos asediados en aquellas barracas para morir mientras que el resto de sus compañeros ‘’sanos’’ fueron ejecutados a sangre fría en lo que parecía que iba a ser su liberación. Asimismo, Levi salió adelante junto con sus compañeros de cuarto que se encontraban muchos de ellos muy enfermos y a punto de sucumbir con su último suspiro. Junto con otro dos de sus compañeros de nacionalidad francesa, consiguieron sobrevivir entre cadáveres y la destrucción de aquel infierno. Hasta el último día que pasó Levi en ese dantesco lugar, tuvo que luchar por su supervivencia y asombrosamente también por la de sus compañeros, destruida su vida, su moral y sus esperanzas consiguió salir adelante y recuperar su humanidad perdida, pero de la que quedaría marcada para el resto de su vida.
Lo que más me impacta de este testimonio, no es el aspecto militar, político o histórico de los hechos, sino el aspecto humano y social que destaca en esta obra, los detalles de una convivencia en el peor de los confinamientos, el sentimiento lejano de supervivencia, de mejora o de esperanza. Además de mostrarnos y destaparnos los infinitos tratos y trapicheos que existían dentro del Lager y del que los propios alemanes llegaban a beneficiarse en algunos momentos, la jerarquía impuesta por la ley del más fuerte y la falta de empatía y humanidad hacia el más débil. Estos aspectos son los que hacen distinta esta obra de las demás, nos describe hechos, detalles, acciones y reacciones de una manera sutilmente objetiva y sin llegar a insertar en su testimonio opiniones o juicios infundidos por la rabia o el dolor. Lo que si me revela esta obra es un sentimiento de esperanza, una esperanza que pese a verse mitigada en buena parte del libro, se nos descubre con firmeza cuando va finalizando, de hecho el fuerte sentimiento de supervivencia, complicidad, cooperación y empatía que se aprecia en Levi en los últimos capítulos, cuando se encontraba en la enfermería con el resto de sus compañeros moribundos, me proporciona la sensación del triunfo ya no sólo de los Aliados en esta fatídica Segunda Guerra Mundial sino del triunfo del hombre como condición ya que pese a las grandes penurias que sufrieron aquellos hombres, consiguieron permanecer vivos debido su rechazo de desprenderse de su humanización.